sábado, 5 de marzo de 2016

¿EN QUÉ PIENSAN LOS HOMBRES?


 Una de las cosas que más me gustan, uno de esos pequeños grandes placeres, es desayunar con calma –los fines de semana- mientras leo el periódico, en papel, claro. Esta mañana me ha llamado la atención el título de un artículo de Enrique Rojas, La inmadurez sentimental del hombre, refiriéndose al sexo masculino. Interesante. Así que me lo he leído y sí, muy interesante. Escribe el psiquiatra:
«Vengo observando desde hace un cierto tiempo un fenómeno que me llama poderosamente la atención: la falta de madurez afectiva en hombres jóvenes, que van de los veintitantos años largos en adelante, que no saben gestionar de forma sana el mundo de las emociones».
Ni más ni menos. Seguro que muchas mujeres han vivido la experiencia de tropezar con un inmaduro emocional, esos que se piensan que porque te empiezan a interesar un poco ya tienes la palabra boda escrita en la frente, les entra el ataque de pánico y salen corriendo sin mirar hacia atrás. ¿Qué ha pasado? – te preguntas extrañada-. Si sólo he dicho que me lo he pasado muy bien…
Entonces mi cerebro, que tiene la extraña habilidad –o manía- de relacionar hechos e ideas, me lleva a acordarme de una película que vi la semana pasada, ¿En qué piensan los hombres?. Me la recomendó mi mejor amiga, una mujer muy sabia. Tienes que ver por lo menos los tres primeros minutos. Te vas a reír y me lo agradecerás, me dijo entre risas. Pues eso hice. La vi entera y me reí un montón.
Se trata de una comedia estadounidense, de esas con las que se pasa un buen rato, sin mayores pretensiones. La película empieza mostrando una sucesión de imágenes que tienen un factor común: conversaciones entre dos o tres amigas. Son mujeres de todas las edades y razas. Mujeres occidentales en un gimnasio o tomando una copa en un bar, mujeres chinas en un centro comercial, mujeres africanas moliendo grano a la puerta de sus chozas. Y todas hablan de lo mismo, de las «señales». Más concretamente, de los hombres y sus «señales». Todas consultan con sus amigas cómo interpretan tal o cual cosa que ha dicho o hecho el hombre de sus sueños –o más bien que no ha dicho ni hecho-. Y en todos los casos, con la mejor de las intenciones, la respuesta es la misma: Eso es que le interesas, está clarísimo. Y la pobre enamorada se queda más tranquila y contenta, aunque para los espectadores está clarísimo que el tipo pasa de ella olímpicamente.
Otra mujer muy sabia me dijo una vez que si un chico estaba enamorado de ti no te cabría ninguna duda. Te lo demostraría claramente. Así que vete olvidando de ese –sentenció. Y acertó, claro. Las madres siempre aciertan. Y es eso lo que nos cuenta la peli. Que las mujeres debemos dejar de buscar señales donde no las hay, porque si le interesas, quédate tranquila que te lo hará saber claro y meridiano. Y luego ya, tú tomarás la decisión que te convenga.
Aunque esto de las «señales» o las «no señales» no es sólo característico de las mujeres, no. Hace poco un amigo me contó que había conocido una chica que le encantaba y que estaba seguro de que ella sentía lo mismo.
-          Qué bien, cuánto me alegro – le digo animosa.- ¿Y qué ha pasado?
-          Esa es la cosa, que todavía no ha pasado nada. Pero te quería preguntar a ver cómo interpretas tú esto. La he invitado a salir dos veces pero me ha dicho que no le iba bien –me dice mirándome y esperando no sé qué de mí.
 
-          ¿No le iba bien? ¿Eso te ha dicho? –le digo abriendo mucho los ojos.
-          Bueno, pero yo estoy seguro de que es una estrategia. Es que las mujeres sois muy complicadas, no hay quién os entienda. 
Yo abro todavía más los ojos. Miro con cariño a mi amigo. A ver cómo se lo digo para no deprimirle. 
-          Hombre, ya no tenemos veinte años, que a lo mejor sí puedes jugar a hacerte la dura… -respiro hondo-. A ver, no somos complicadas. Si te ha dicho dos veces que no, es que no. Así de simple. Yo me olvidaría de ella.
-          ¿Tú crees? –me dice mirándome muy fijamente-. Pues a mí me ha parecido percibir algo, señales.
-          ¿Señales? –repito arqueando las cejas- ¡Pero si te ha dicho que no dos veces!
-          Bueno, pero eso no quiere decir nada porque vosotras sois complicadas –y me mira queriendo que yo le diga otra cosa.
-          Que no, que no somos complicadas. Que si un tipo te gusta y te invita a salir, dos veces, le dices que sí. Sin más. Olvídate, no tienes nada que hacer –sentencio-. Bueno, siempre puedes volver a intentarlo, por si acaso, y así te quedas tranquilo ¿te parece? – termino diciendo para que deje de mirarme mal. 
 
Así que no sé quién tiene más razón, si la película o Enrique Rojas. Supongo que no siempre se puede generalizar y que algo, o mucho, de verdad hay en las dos cosas. No son teorías excluyentes. Por cierto, el que me invitó ayer a un café, he dicho que no y eso quiere decir que no, gracias ¿vale?
 
Marzo 2016