viernes, 2 de febrero de 2018

ENTONCES VOLVÍ A SER YO


Te busco y no te encuentro.

Me parece que estás y desapareces. Quiero llegar y no te alcanzo.

Cuando creo que estoy, ya te has ido. O quizás no has estado nunca.

Creo distinguir tu voz entre el ruido atronador y los silencios.

Me llega como un murmullo a veces y otras es clara y cercana.

Entonces paré, me detuve. Me senté en aquel rincón cálido y me abracé,

escondiendo la cabeza entre mis rodillas. Respiré hondo.

Logré controlar mi espiración entrecortada y, lentamente, se fue acompasando.

Entonces volví a ser yo. Te olvidé y volví a sonreír.

De un salto abandoné mi rincón cálido. Como si de pronto renaciera.

Le olvidé a él y, como si fuera la primera vez, sentí tu caricia.

Y regresé a Ti. A Ti que me esperabas sin preguntas, sin reproches.

Entonces lo entendí. Una vez más. Buscaba una quimera imposible de encontrar.

Me abrí paso entre el estruendo, vencí mis miedos, mis heridas quedaron atrás.

Tú siempre esperas.

Con los brazos en alto, giré y giré entre risas y cantos.

Entonces volví a ser yo. Contigo.



Febrero 2018