Una tarde agosto, calurosa, incapaz de pensar ni de moverme, así que lo mejor que puedo hacer es tirarme en el sofá a disfrutar de alguna película. Empiezo a ver con miedo la última versión de Mujercitas. Siempre ha sido uno de mis libros preferidos y hay un par de adaptaciones que me han gustado. Esta versión de 2019 se anuncia como feminista, de ahí mi temor. Sin embargo, supera mis expectativas y me he vuelto a emocionar con la vida de las cuatro hermanas March. Lo de feminista me imagino que es una etiqueta que vende.
Quienes piensen que se trata de una novela menor es porque no
la han leído o porque habiéndola leído, los prejuicios no les han permitido
entenderla. De mediocres está el mundo lleno. Esta versión no es feminista, al
menos en el sentido que le dan hoy los progres. Simplemente, quizás resalte más
algunos de los rasgos que su autora quiso destacar al escribirla, como el
espíritu valiente y luchador de sus protagonistas y sus ansias de mantener la
libertad y desarrollar su talento en una época dominada por los hombres. Visto
así, incluso la versión de 1949 –mi preferida- se podría considerar feminista.
Porque Jo, siempre es Jo, apasionada y negándose a cumplir algunas reglas. Y Marmee
es la misma madre fuerte que permite que sus hijas sean libres y aprendan de
sus propios errores. Porque Beth es la misma hermana dulce, Meg es la misma
hermana mayor, es decir, la responsable, y Amy es siempre la hermana caprichosa
y aparentemente frívola.
Louisa May Alcott dio voz a mujeres valientes muy diferentes
entre sí y quiso defender sus derechos y sus ilusiones. ¿Es necesario poner
etiquetas?
El final me ha gustado. Según esta versión, la autora quería
que Jo se quedara soltera, quizás como la situación más coherente con sus
creencias, o quizás porque la protagonista era su alter ego. Sin embargo, el editor se negó y dijo que un final así
no vendería. ¿Jo dejando marchar al profesor Bhaer? ¿Después de haberle dado
calabazas a Laurie? Probablemente el
editor tuviera razón. El final que se publicó es bonito y emociona su encuentro
bajo una cortina de lluvia. Es verdad que ese final implica que Jo debe luchar
contra sí misma y sus prejuicios. Porque a pesar de toda su independencia, inteligencia
y rebeldía, a pesar de su libertad, la protagonista se siente sola. Cuando su
mundo perfecto cambia –Beth ha muerto y sus otras dos hermanas han seguido su
camino- entonces llega la soledad. Y para ser feliz del todo, a pesar de todo, necesita
al profesor Bhaer. Y en esa escena final, emocionante, bajo la lluvia, deseamos
que el profesor encuentre el valor para declararse de una vez por todas a Jo.
Sin embargo, me pregunto qué habría pasado si Jo finalmente
se hubiera quedado con Laurie. De hecho, cuando empieza a sentirse sola, se lo
plantea seriamente y le habría dicho que sí, si él hubiera esperado un poco más
y no se hubiera casado con su hermana pequeña.
¿Cuántos Lauries hemos dejado pasar? ¿Cuántas veces no nos
atrevimos a hablar? ¿En qué momento nos equivocamos?
No luchaste por mí.
«Quizás fuiste tú la que no luchaste por mí», me dijiste una vez, cuando ya era demasiado tarde.
Touchée.
Agosto 2020
Qué belleza de crítica. Te sienta bien el calor
ResponderEliminarMi querida amiga, siempre tan amable. ¡Muchas gracias!
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