-
Dime
algo…
-
¿Algo?
-pregunta él torciendo el gesto.
-
Sí,
algo. Alguna palabra, un vocablo, una exclamación.
Él mira con cara de no entender. Ella sacude los brazos
dejando las palmas hacia arriba, como queriendo animarle con ese gesto.
-
Perdón,
pero no te entiendo. ¿Qué se supone que tengo que decir? Porque por la forma en
que me estás mirando, ya sé que voy a meter la pata fijo.
Ella vuelve a agitar los brazos. Él sigue sin entender.
Entonces se lleva las manos a la cabeza.
-
¿Te
gusta o no te gusta?
-
No,
si la voy a liar –calla unos instantes y luego se lanza-. Claro que me gusta.
-
¿El
qué te gusta? –pregunta expectante.
-
Pues,
pues…. –se aclara la garganta-. Pues eso, que me gusta.
-
¿Podrías
ser más explícito?
-
Pues
lo que se supone que me tenga que gustar. Si a ti te gusta, a mí me gusta.
Sonríe satisfecho, seguro de haber acertado en la respuesta.
-
Hombre,
Luis. Eso es muy vago.
-
A
ver, que tú siempre has tenido buen gusto.
-
Bueno,
eso no te lo discuto –asiente con una media sonrisa-. Pero me gustaría saber tu
opinión.
Él resopla, mira a su alrededor en un intento desesperado
hasta que sus ojos se detienen en el periódico que hay sobre la mesa. Se aferra
a él como un clavo ardiendo.
-
Vamos
a ver qué película hay esta noche en la tele ¿te parece? –dice pasando las páginas
hasta llegar a la programación-. A ver… mira, aquí hay una de suspense que
seguro que te gusta.
-
Ya,
precisamente de eso hablábamos. De gustar. Ahora no cambies de tema. ¡Que me ha
costado casi cincuenta euros!
Respira hondo, levanta despacio la mirada del periódico y la
mira fijamente.
-
¿Cincuenta
euros?
-
¿Te
parece mucho? Si tienes en cuenta que me han cortado y aclarado un poco el
tono, tampoco es tanto.
Entonces sus ojos se iluminan y sus labios dibujan una gran
sonrisa.
-
¡Pues
claro que me gusta! Estás guapísima –exclama acercándose a ella y acariciándole
el cabello.
-
No
te habías dado cuenta –dice agitando un dedo acusador entre carcajadas-. Eres
un desastre. ¿Tú crees que si me pusiera un loro en la cabeza te darías cuenta?
-
No
exageres. Yo te veo igual de estupenda que esta mañana. O sea, igual de guapa
que siempre.
-
No
sé si tomármelo como un cumplido.
-
Es
un cumplido. Te lo aseguro –afirma con vehemencia.
En sus ojos lee con claridad que se trata de un cumplido. «De acuerdo, no se ha dado cuenta de que he ido a la peluquería, pero sólo
él es capaz de mirarme así y conseguir que se me haga un nudo en el estómago».
-
Entonces
¿qué peli has dicho que podíamos ver?
Enero 2018
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